Generación blandita
Los jóvenes de hoy en día se enfrentan a una competencia más difícil de la que nunca había habido. De ahí que muchos padres han creído que su hijo necesita de su ayuda para diferenciarse de la multitud.
Por eso es que muchos padres se están convirtiendo en auténticos asistentes personales de sus hijos. Controlan los horarios de sus hijos como un empleado obediente. Entregan sus almuerzos olvidados y se traen consigo esos instrumentos musicales que son difíciles de llevar. Llevan a sus hijos por toda la región – y a veces por todo el país – para que puedan participar en deportes competitivos.
Cuando su hijo se enfrenta a un reto que está fuera de la capacidad de los padres, estos subcontratan la tarea. Contratan a tutores y entrenadores que pueden dar a sus hijos una ventaja competitiva.
Pero la voluntad de los padres de convertirse en el conserje de sus hijos se está agotando. Estamos criando una generación de debiluchos emocionales que carecen de la habilidad de caminar por sí solos.
Los «Padres helicóptero» crian niños que presumen de «ser adultos»
Ya sea que usted revise la tarea de su hijo o que lo regañe hasta que finalmente haga sus tareas, apoyar a los niños tiene algunos beneficios a corto plazo: Su hijo puede obtener puntuaciones más altas, lograr más cosas y tener mejor aspecto cuando se está pendiente de él.
Pero hay algunas ramificaciones a largo plazo de este enfoque de la crianza de los hijos, entre las cuales el primero es que los niños no están aprendiendo a convertirse en adultos mentalmente fuertes. En vez de eso, siguen dependiendo de sus padres.
Mucha gente no parece estar alarmada de que la adolescencia se haya extendido durante una década más. Vivimos en un mundo en el que los jóvenes de 30 años dicen que están «en la adultez» cuando hacen actividades cotidianas como ir de compras o buscar apartamentos. Y sus padres piensan que eso es normal.
Los padres dan demasiadas excusas
Según el Centro de Investigación Pew, el 24 por ciento de los jóvenes de 25 a 34 años viven en casa. Pero los padres no se responsabilizan de que estos niños boomerang regresen al nido. En cambio, culpan a la economía.
Y aunque es muy probable que muchos jóvenes estén endeudados, es aún más probable que muchos de ellos carezcan de la fuerza mental para valerse por sí mismos. Una encuesta de 1,502 estudiantes universitarios encontró que el 60 por ciento no se sentía emocionalmente preparado para la vida después de la escuela secundaria.
Aquellos que se sentían menos preparados emocionalmente tenían menos probabilidades de permanecer en la escuela, y más probabilidades de recurrir a las drogas o al alcohol para ayudarles a sobrellevar la situación.
Alrededor del 59 por ciento de los estudiantes que se preparan para obtener un título consiguen graduarse con una licenciatura. Sin embargo, a los estudiantes de hoy en día les toma un promedio de seis años para obtener sus títulos de cuatro años.
Los padres siguen «ayudando» después de la universidad
En lugar de respirar un suspiro de alivio y dar un paso atrás cuando se graduan en la universidad, muchos padres se sienten obligados a seguir interviniendo. Tal vez crean que la única razón por la que su hijo llegó tan lejos fue porque estaban haciendo actividades entre bastidores que lo hicieron posible.
Los padres intervienen en la búsqueda de empleo de sus hijos adultos. Una encuesta realizada por la Michigan State University reveló que un tercio de los empleadores habían recibido currículos de los padres en nombre de sus hijos. Algunos enviaron estos currículos sin el conocimiento de sus hijos. Un cuarto de los gerentes de contratación han recibido llamadas telefónicas de los padres instándoles a contratar a su hijo o hija. Y el 4 por ciento de los gerentes de contratación han tenido padres que han asistido a una entrevista con su hijo adulto.
El objetivo final de la crianza de los hijos
Dejar que su hijo fracase, permitirle que se enfrente al dolor y enseñarle a ser responsable puede ser difícil, especialmente hoy en día. Pero los padres mentalmente fuertes no protegen a sus hijos del dolor. En vez de eso, enseñan a sus hijos cómo convertir sus luchas en fuerza.
Enséñele a su hijo a construir el músculo mental que necesita para mantenerse de pie sobre sus propios pies, y será más probable que se vea a sí mismo como una persona capaz de enfrentarse a los desafíos de la vida.
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