Monjes budistas: 10 Hábitos difíciles de adoptar, pero que cambian la vida cuando lo haces

Monjes budistas: 10 Hábitos difíciles de adoptar, pero que cambian la vida cuando lo haces

Monjes budistas

¿Cuál es el secreto para sentirse calmado y concentrado?

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No es una pregunta fácil de responder.

Pero entonces, ¿por qué los monjes budistas parecen estar tranquilos y presentes todo el tiempo?

¿Cómo lo hacen? ¿Saben algún secreto oculto que tú no conoces?

En realidad, sí, los tienen.

Durante miles de años, la filosofía budista se ha centrado únicamente en cómo reducir el sufrimiento humano y mantener la mente centrada en el momento presente.

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En el siguiente artículo vamos a repasar los principios y hábitos más importantes del budismo que todos podemos adoptar en nuestra vida diaria.

Si bien pueden parecer difíciles al principio, si te mantienes en ello, te beneficiarán toda la vida.

Monjes budistas: 10 Hábitos difíciles de adoptar, pero que cambian la vida cuando lo haces

Hábito 1 – Eliminación del desorden externo

¿Sabías que el Buda nació príncipe? Sí, podría haber pasado su vida en un palacio grande y hermoso donde todo se hace por y para él.

Pero no lo hizo.

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Abandonó todo cuando se dio cuenta de la naturaleza frustrante del materialismo.

2300 años después, los monjes budistas hacen lo mismo. Mantienen las posesiones materiales al mínimo y sólo tienen lo que necesitan para vivir su vida. Por lo general, todo esto cabe en una mochila pequeña.

Resuelven el desorden de su vida.

Hábito 2 – Reorden interior: cuidar de los demás

En muchos círculos budistas, los monjes aprenden a hacer cosas no para sí mismos, sino para el mundo entero.

Cuando meditan, es por el bien de todos. Intentan alcanzar la iluminación para alcanzar su pleno potencial y ayudar a los necesitados.

Cuando puedes desarrollar este tipo de actitud desinteresada, te concentras menos en tus problemas personales. Te pones menos emocional con las cosas pequeñas y tu mente se vuelve más tranquila.

Esto es lo que se llama reorden interior: hacer espacio para los demás y deshacerse de hábitos egoístas.

Hábito 3 – Meditar MUCHO

Una de las principales razones por las que te conviertes en monje es para tener más tiempo para meditar. La mayoría de los monjes se levantan temprano y meditan de 1 a 3 horas y hacen lo mismo por la noche. Este tipo de práctica cambia el cerebro. Si has leído algún artículo sobre los beneficios de la meditación, sabrás a lo que nos referimos.

No tienes que adoptar este tipo de horario riguroso, pero ¿qué pasa si empiezas el día con 30 minutos de meditación?

Hábito 4 – Seguir al sabio

En la sociedad occidental, tenemos una relación insana con la vejez. Los monjes budistas consideran que los ancianos tienen sabiduría. Buscan guías espirituales mayores que puedan ayudarles en su camino.

Si miras a tu alrededor, verás que siempre hay gente perspicaz de quien aprender. Las personas mayores tienen más experiencia, lo que significa que pueden ofrecer innumerables lecciones de vida.

Hábito 5 – Escuchar con atención y sin juzgar

Nuestros cerebros juzgan naturalmente a los demás. Pero según los budistas, el objetivo de la comunicación es ayudar a los demás y a nosotros mismos a sufrir menos.

Criticar y juzgar obviamente no ayuda.

Lo que es maravilloso de la atención plena es que está libre de juicios. El objetivo principal de la comunicación consciente es comprender todo lo que alguien está diciendo sin evaluarlo.

Muchos de nosotros planeamos con antelación nuestras respuestas mientras escuchamos, pero el objetivo principal aquí es simplemente comprender todo lo que dicen.

Conduce a un mayor respeto mutuo, comprensión y posibilidades de progreso en la conversación.

Hábito 6 – El cambio es la única ley del universo

Según el maestro budista Suzuki, un principio crucial que todos debemos aprender es aceptar el cambio:

«Sin aceptar el hecho de que todo cambia, no podemos encontrar una compostura perfecta. Pero desgraciadamente, aunque es cierto, nos resulta difícil aceptarlo. Porque no podemos aceptar la verdad de la transitoriedad, sufrimos«.

Todo cambia, es la ley fundamental del universo. Sin embargo, nos resulta difícil aceptarlo. Nos identificamos fuertemente con nuestra apariencia fija, con nuestro cuerpo y nuestra personalidad. Y cuando cambia, sufrimos.

Sin embargo, Suzuki dice que podemos superar esto reconociendo que el contenido de nuestras mentes está en perpetuo flujo. Todo sobre la conciencia va y viene. El darse cuenta de esto en el calor del momento puede difundir miedo, ansiedad, ira, desesperación. Por ejemplo, es difícil mantenerse enfadado cuando se ve enojo por lo que es. Es por eso que el Zen enseña que el momento es todo lo que existe.

Suzuki dice: «Hagas lo que hagas, debería ser una expresión de la misma actividad profunda. Debemos apreciar lo que estamos haciendo. No hay preparación para otra cosa.»

Hábito 7 – Vivir el momento

Como humanos, puede ser difícil aceptar simplemente el momento presente. Tendemos a pensar en eventos pasados o a preocuparnos por lo que nos depara el futuro. Nuestra mente puede flotar naturalmente.

Pero la atención nos anima a reenfocarnos. La práctica de la atención plena nos permite mejorar en la reorientación de nuestros pensamientos hacia aquello en lo que estamos realmente involucrados.

Sin juzgarnos por perdernos en nuestros pensamientos, simplemente reconocemos que perdimos nuestra atención y dirigimos nuestro enfoque a nuestros sentidos o a cualquier tarea en la que estemos involucrados.

Se necesita disciplina, pero es lo que tenemos que hacer si queremos estar presentes en los milagros de la vida.

Hábito 8 – Centrarse en una cosa

Este es un punto simple, pero subraya un aspecto clave de la filosofía budista.

A los monjes budistas se les enseña a concentrarse en una cosa a la vez. Lo que sea que esté sucediendo en tu momento presente, dale toda tu atención.

Cuando hacemos varias tareas a la vez, a menudo pensamos que estamos haciendo más cosas. Sin embargo, se ha demostrado científicamente que el cerebro no se las arregla bien con la multitarea. En realidad, la calidad de su trabajo cuando se trata de multitarea no es tan alta.

Si puedes ser como un monje budista y concentrarte en una cosa a la vez, estarás más comprometido con lo que estás haciendo y probablemente experimentarás más paz y tranquilidad como resultado.

Hábito 9 – Dar todo lo que tienes

Dar todo lo que tienes es similar a enfocarse en una cosa a la vez.

Cuando estés haciendo algo, acéptalo con cada aspecto de tu ser.

Esto no significa convertirse en un agresivo caballo de trabajo, creando estrés para ti y las personas que te rodean.

En su lugar, concéntrate en el momento presente con una sensación de paz y concentración sostenida.

Después de todo, estás viviendo aquí ahora mismo. No hay ningún otro lugar donde estar, nada más que hacer. Da todo lo que tienes a lo que estás haciendo y espera a que los resultados hagan efecto.

Hábito 10 – Deja ir lo que no puedes controlar

Dejar ir cosas que no puedes controlar es una gran parte de cómo los monjes budistas viven sus vidas.

Cuando te das cuenta de lo impermanente que es todo, empiezas a dejar ir y a disfrutar de la vida por lo que es en ese momento.

La forma opuesta de vivir la vida es apegarse a las cosas y tratar de aferrarse a ellas.

Pero así no es como funciona la vida. Todo cambia con el tiempo. Cuando tratas de mantener las cosas fijas, te resistes a la forma natural en que son las cosas.

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Fotografía: Pexels
Fotografía: Helena Cuerva

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